Las palabras

Las palabras, alaban su ritmo y su velocidad,
hablan por sí mismas,
alegrando al corazón más destrozado,
o simplemente rompiendo los sentimientos borrados.
Las palabras comienzan con maravillosos caminos,
como también terminan situaciones cotidianas de la vida.
 Siempre hay momentos buenos y malos,
así es el andar errantes.
Las palabras forman murallas que nadie veía,
también derriba estigmas profundos de las ciudades.
Las palabras prometen,
Las palabras rompen juramentos eternos.
Pero, ¿para qué sirven las palabras si no se realiza la acción?.
¿De qué sirve que te endulcen el oído si no existe lo más importe?,
Lo tangible, lo duradero, lo esencial.
Las palabras envenenan, 
las palabras son armas que te hieren 
 en lo más profundo del alma,
pero quizá no, quizá solo le damos una importancia menor.
Quizá solo están perdiendo su transcendencia.
Las palabras unieron a pueblos originarios,
unieron poblaciones, comunidades, familias.
Tanto que han echo las benditas palabras.
Aquellas palabras que me hicieron creer en la libertad,
en expresar mis ideas, tal como se piensan,
Sin meditar ni pensar en las consecuencias.
Sólo dándolas, pero con ello vienen los reproches.
Y te das cuenta que mientras menos digas más realizas.
Las palabras unen o desunen,
Las palabras crean mundos, crean sabiduría.
y nos enseñan  que a veces es más sabio el que omite al que dice...

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