Dejar ir...

Silencios cómplices,
esperas interminables,
en la soledad de mi días.
Los brillos del horizontes,
bajaron de intensidad.
La soledad se volvió
una compañía constante.
La incertidumbre me hizo decaer,
y luego perecer en un pequeño universo.
Las palabras sobraban, y sin embargo estaban,
Fuimos cómplices en el andar,
aunque el amor romántico fue un destello nada más.
Acompañamos nuestras soledades,
con burdas vanidades,
entre vinos y otros manjares.
Los cambios se han notado,
transformando nuestros corazones desatados.
La tranquilidad inunda en mi interior,
los pensamientos se volvieron lógicos,
y el corazón se controlo.
Hoy te digo adiós, con los brazos abiertos,
por el amor que algún estuvo y que nos transformo.




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