Un día más...

El viento frío rosa el rostro de isabela, que mira en la plaza  todos los rangos de las personas sin ver nada, aquella muchacha enamorada de la vida, sonríe al alba como nadie en el andar, siente el sonido que producen las hojas en otoño al ser pisadas por los transeúntes que pasean por aquel lugar y la diferencia que existe cuando se corre y cuando se camina, en la sombra frío de una tarde en aquel simple lugar.
Las horas pasan y pasan, ella solo espera y sueña con pájaros que van y vuelven el el vaivén de las estaciones, las imágenes recorren su memoria y sin decir nada imagina su vida en un par de minutos desvariados, ella solo tenia 18 primaveras, pero sus experiencias de vida, eran marcadas por episodios realmente trágico cómicos, cada  trozo de sus días eran historias que sin darse cuenta formaban verdaderos libros de cuentos al ser recordados y sobre todo escritos en su diario de fotos que recalcaban sus gustos.
Nadie entendía su afán de mirar las expresiones poco notadas por las personas no detallistas  y sobre todo que no se dan el tiempo de mirar más allá. Buscar en el fondo de las cosas, escuchar el sonido que se produce en los nidos que se forman en los arboles con aquellos pequeños pichones, el viento que enfría los cuerpos y sobre todo el ambiente, las hojas de los arboles moviéndose a la velocidad  de  que el viento las lleva.
Aquella mujer aprendió a no esperar, sino que vivía como nadie, escribía sin cesar en sus cuadernos historias poco cronológica sin conexión explicita, , solo ideas, que iban y venían en su mente libre de limitaciones y con una imaginación que construía conceptos realmente complejos y poco entendidos por el común de las personas, pero no entendía a que se referían los demás con común, porque usar este conceptos tan complejo y a la ves tan excluyente.
Las horas avanzar al pasar la tarde, ya un poco cansada y después de muchas imágenes pasadas por su cabeza, llega Ismael con sus ojos brillantes, y con sus abrazos que ayudan a Isabela a contemplar la compañía de aquel delgado, sin fijarse en nada y en todo a la ves, las palabras sobran, los gestos cómplices se producen como magia, las imágenes ya desaparecen y se comienzan a observar, ya no el alrededor sino el instante preciso donde los demás se hacen nadie y el calor de sus cuerpos complementados se entregan en un beso cálido y profundo...
Así van pasando los días de aquella muchacha, que mira en su alrededor y  observa los detalles y sueña...





Comentarios

Entradas populares